Símbolo de la pasión, para los griegos el membrillo estaba consagrado a Afrodita, la diosa del amor. Sin dudas, el perfume del membrillo cautiva y enamora. Lo mismo su pulpa carnosa, que una vez cocida o asada, es una delicia si se la prepara adecuadamente balanceando la acidez de sus taninos.
Así es como los cocinamos: pacientemente asamos los membrillos y el resultado es este sorbete que busca el equilibrio entre la acidez natural de la fruta y el dulzor al caramelizar en la cocción.
Es uno de los sabores más ricos del otoño y que hemos sumadoa nuestro menú semanal.
Sorbete de membrillo
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Ingredientes: membrillo, jugo de limón, endulzantes y estabilizantes naturales.